Cuando ponemos nombre a una emoción tenemos una limitación, y no es otra que nuestro propio lenguaje, me resulta muy habitual encontrarme con personas que no tienen un buen dominio del lenguaje emocional, la educación emocional debe ir encaminada a mejorar el conocimiento de las propias emociones y dominar vocabulario emocional.
Otra delas cosas importantes que podemos hacer si queremos gestionar bien nuestras emociones es conocer qué tipo de pensamientos generan las emociones para estar en disposición de cambiar o adecuar el pensamiento de forma que la emoción no nos bloquee sino que nos acompañe en nuestro proceso de forma positiva.
IRA: la generan pensamientos del tipo » me está tratando mal» » se aprovecha de mi» «me siento insultado, ofendido,…» Si pensamos que «no ofende el que quiere sino el que puede» o «no voy a ponerme a su altura» es más probable que no aparezca ira.
MIEDO: «hay un peligro acechando a mi, a mis allegados o a mis intereses» Pensando en «es una gran oportunidad» «voy a ver que puedo aprender», «utilizaré mis recursos para salir de esta» el miedo se convertirá en incertidumbre.
TRISTEZA: la provocan pensamientos de pérdida de cualquier tipo, un ser querido, una oportunidad, un trabajo,… Hay que sentir tristeza, por supuesto, pero es necesario ajustar los pensamientos a la pérdida real para que no se convierta en depresión con pensamientos del tipo » nunca podre encontrar nada» «no valgo» «no voy a poder vivir sin esa persona»,….
CULPA: «No puedo perdonarme lo que he hecho» «estoy condenado» Por mucho que hayamos fallado podemos pensar en que somos humanos, que todo el mundo se equivoca, que en otras circunstancias quizá hubiéramos actuado de otra forma, buscar la manera de resarcir lo que hemos hecho mal y pedir disculpas, este es el primer camino para perdonarnos.
VERGÜENZA: A diferencia de la culpa tiene que ver con la valoración que los demás hayan podido hacer de nuestra acción mas que de lo que pensamos nosotros. «no he estado a la altura» «que van a pensar de mi» «he hecho el ridículo» Aprender a reírse de uno mismo, aceptar que los demás no nos van a ver siempre como queremos y aprender de los errores es un buen camino para sacudirse la vergüenza
Cambiando el pensamiento podemos regular la emoción, al fin y al cabo yo soy dueña de mis propios pensamientos
¿te atreves a probar?
Mucho éxito y buena semana