Realmente son muchas las técnicas que podemos utilizar para prevenir el estrés así que a lo largo de estas semanas iremos viéndolas en profundidad.
En la prevención del estrés hay cuatro fases bien definidas:
-En la primer fase el individuo está estresado pero no lo sabe.
-En la segunda, toma conciencia de su estado y quiere cambiar.
-En la tercera es cuando comienza a desarrollar actividades para disminuir el estrés.
-En la cuarta es cuando ya maneja el estrés en forma automática.
¿En qué etapa te encuentras?
Podemos comparar estas fases con el momento en que aprendimos a andar en bicicleta cuando eramos niños.
-PRIMERA FASE: el individuo está estresado, pero no se da cuenta, no toma conciencia del problema, y como no está advertido, no hace nada para superarlo, para él es normal estar en ese estado. Podríamos decir que es igual a que un niño tenga una bicicleta en su casa y por ser demasiado pequeño no sabe para qué se utiliza. El niño no sabe que está ni para qué sirve.
-SEGUNDA FASE: es cuando por tí mismo o por otra persona tomas conciencia de tu estado y te da cuenta que hay que hacer algo para cambiar. Vendría a ser cuando el niño se da cuenta de que existe la bicicleta, para qué sirve y quiere aprender a montar.
-LA TERCERA: es cuando ya desarrollas habilidades para disminuir el estrés. Es como cuando el niño se pone ya a andar en bicicleta, toma todas las precauciones, va viendo la rueda, el camino, siente los pedales y a su vez le pide a su padre que no lo suelte. Está adquiriendo las habilidades para mantener el equilibrio. Son muchas cosas que debe aprender, pero poco a poco aprende a dominarlas.
-LA CUARTA, ya aprendió a andar en bicicleta y la domina, ya no está pensando en los pedales, ni en la rueda. Es cuando el individuo ya sabe manejar el estrés o la bicicleta.
Lo toma como algo normal y lo hace ya en forma inconsciente.
Es muy importante tener conciencia dentro de cuál de estas etapas nos encontramos con
respecto a nuestro estrés, y cómo podemos hacer para mejorar la relación con él.
Es preciso que sepamos que no existe una fórmula sencilla e infalible que pueda «curar» el estrés. Pero si hay muchas formas de luchar contra él para disminuirlo y llevarlo a niveles tolerables
No existe, tampoco, una píldora contra el estrés, como contra el dolor o la fiebre. Se requieren acciones diversas que permitan reducir las situaciones de sobrecarga emocional. Al final todo esto requiere un esfuerzo por nuestra parte pero a cambio tendremos un cambio duradero y profundo del que nos vamos a beneficiar siempre.
Es importante que nos preguntemos a nosotros mismos: ¿cuál es la causa de mi estrés?, ¿vale la pena tensionarme tanto? La mayoría de las veces la respuesta es NO.
Tomar conciencia de que uno tiene estrés es el primer paso para mejorar. Mediante la práctica cotidiana de ciertas técnicas, hasta llegar a dominarlas, uno aprende a convivir con el estrés.
LA REPETICIÓN ES LA CLAVE DEL APRENDIZAJE
Por supuesto que para disminuir el estrés se requiere tener perseverancia, firmeza de
propósito, tesón y sobre todo fe en nosotros mismos.
Una vez que hemos tomado conciencia, nos proponemos realmente a realizar algo, para
“desestresarnos.” (Esta palabra no existe en el diccionario, pero es muy gráfica para manifestar que queremos disminuir el estrés que estamos padeciendo.)
Las cosas que se pueden realizar para disminuir el estrés son muchas y muy variadas. Algunas darán resultados a unos y a otros no. Como no hay un orden de importancia para hablar de ellas a mí se me ocurrió para recordarlas mejor ponerlas a continuación por orden alfabético.
A
ACTITUD POSITIVA: La actitud es la forma de ser de cada uno.
La actitud se comunica, se trasluce, se ve en las personas a través de su tono de voz, la expresión facial, la postura, al delegar, al dirigir, al estrechar la mano, etc.
La mayoría de la veces no podemos controlar a la pareja, a los hijos, al gobierno, la economía, la crisis,… pero la actitud sí se puede controlar y es mejor controlarla antes de que nos controle a nosotros.
La actitud es un reflejo de los pensamientos de una persona. Una buena actitud puede cambiar fundamentalmente la orientación de las cosas. Quien ve sólo lo negativo en las diversas situaciones de la vida, está malgastando su tiempo y ayudando a aumentar el estrés.
La calidad de tu vida dependerá de la actitud positiva o negativa que tengas en la misma.
Si te acostumbras a tener una actitud positiva, verás que se puede trabajar de mejor manera, en lo que sea. En cambio, una actitud negativa hará que nunca puedas visualizar las cosas positivas que te brinda este mundo y que están todos los días ahí aunque, a veces, te cueste verlas.
Cambia tu actitud ante la vida, verás como cambia tu manera de pensar y como las tareas que tienes que realizar se vuelven tareas gratas.
“Siempre hay una luz al final del túnel y el desafío está en encontrarla”.
Para quitarte de encima la actitud depresiva, prueba a hacer lo siguiente:
Tira de los hombros hacia atrás, respira profundo, estira el cuello, levanta la mirada y camina con paso firme. Mirando siempre adelante y arriba, cuando se mira el
suelo aparece la depresión y la tristeza. Cuando se mira hacia arriba, se mira el horizonte, se mira el porvenir, se mira la esperanza. Y el porvenir es siempre mejor si hacemos algo positivo. Piensa en tus sueños y vete haciéndolos realidad en tu mente. Visualízalos conseguidos y disfruta de ese momento que está por venir
Tal vez las circunstancias no cambien, pero si cambiará tu vida de manera notable.
Prácticamente en todos los acontecimientos negativos, hay un lado positivo y es posible
tener beneficios si nuestra actitud es positiva.
Para todo en la vida, uno debe comenzar con actitud mental positiva y decirse a si mismo “Yo soy capaz de realizar esto” cree firmemente en tu propósito y después realízalo.
Empieza esta semana con este cambio de actitud y la próxima semana seguimos con más técnicas.
Disfruta del cambio !!!!