LOS NIÑOS Y LA MUERTE

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A menudo me encuentro en mi trabajo con padres y madres que han de enfrentarse al delicado momento de encarar con sus hijos el tema de la muerte, suelen venir con ansiedad y gran preocupación porque no saben como decirle a los niños que alguien de la familia ha fallecido, de hecho a veces me encuentro con personas que han preferido ocultar la muerte para librar a los pequeños de un mal trago.

La muerte no solo forma parte de la vida sino que es lo único cierto, podemos fantasear con que nos toque la lotería, con tener un buen trabajo, con encontrar la media naranja pero lo cierto es que no tenemos seguridad sobre nada de esto, eso si, la muerte es algo que tarde o temprano nos llega a todos sin excepción, parece, pues, que siendo algo tan certero tendría que ser algo natural, normal, no temido ni tabú.

Si queremos ayudar a los niños tenemos que enseñarles que se puede hablar de la muerte, solo así sabremos que les preocupa, que saben, que ideas tienen erróneas y así conseguiremos que tengan una idea y una vivencia real de la muerte.

En realidad los niños son muy conscientes y están más familiarizados con la muerte de lo que creemos, con los bichos que mueren, las mascotas, los cuentos, los dibujos,…

Cuando estamos tristes por la muerte de un ser querido y lo ocultamos a los niños, el efecto que conseguimos es que ellos se preocupen más aún porque leen nuestra cara, nuestros gestos, nuestros silencios y si no lo compartimos pueden hacerse una idea equivocada de lo que nos pasa y preocuparse aún más.

Algunas claves para hablarles sobre la muerte:

  • La comunicación sobre la muerte, al igual que toda comunicación, se hace más fácil cuando los niños sienten que tienen nuestro permiso para hablar sobre el asunto y sienten que realmente nos interesan sus opiniones y preguntas. Anímales a comunicarse presentándoles atención, respetando sus opiniones y respondiendo a sus preguntas con sinceridad.
  • Los niños también son personas. La comunicación sobre la muerte depende de la edad y las experiencias del niño. Los niños muy pequeños pueden entender la muerte como algo temporal y les puede preocupar la separación de sus seres queridos más que la muerte misma.
  • No les cuentes que la persona muerta se ha ido y no va a volver cuando son muy pequeños porque puede asustarles la idea de que tu te vayas y no vuelvas más, tampoco es conveniente decirles que está dormido, puede asustarles la idea de dormirse y no despertar.
  • No siempre es fácil “escuchar” lo que de verdad está preguntando un niño. Para entender plenamente lo que le preocupa al niño a veces es necesario responder a una pregunta con otra pregunta. Un ejemplo de ello sería: “Mamá, ¿algún día seremos felices de nuevo?”. Si le responde: “¿tú crees que algún día seremos felices?” puedes llegar a entender mejor la naturaleza y el alcance de lo que le preocupa a tu hijo.
  • Un niño muy pequeño sólo puede absorber cantidades limitadas de información. Las respuestas tienen que ser breves, sencillas y se han de repetir tantas veces como sea necesario.
  • A menudo el niño se siente culpable y enojado cuando se muere un familiar querido. Los padres tienen que tranquilizar al niño y asegurarle que recibirá amor y cuidado constante.
  • Un niño puede necesitar llorar una pérdida que siente profundamente durante largo tiempo hasta entrada la adolescencia. El niño necesita apoyo y compresión durante este proceso de duelo y permiso para demostrar sus sentimientos abierta y libremente.
  • La decisión de si debe o no un niño visitar a una persona moribunda o asistir al funeral depende de la edad del niño y de su capacidad para entender la situación, su relación con la persona que se está muriendo o que ha muerto y, lo que es más importante, si quiere o no asistir. A un niño jamás se le debe obligar o hacer que se sienta culpable por no querer participar. Un niño al que se le permite visitar a una persona moribunda o asistir a un funeral tiene que estar preparado para lo que va a ver y escuchar.
  • Nuestros propios sentimientos y actitudes sobre la muerte y pérdida de seres queridos se transmiten al niño, intentemos o no camuflar nuestros verdaderos sentimientos. La forma en que hablamos y compartimos nuestras experiencias con el niño puede ser lo que más recuerde.

La clave es la naturalidad y la escucha

Os dejo un enlace donde podéis encontrar cuentos que os ayuden a tratar este tema con los niños

Mucho éxito y buena semana