No todas las personas disfrutan de estas sensaciones, pero es cierto que una gran cantidad de nosotros buscamos estas experiencias.
La razón principal por la que disfrutamos sentir miedo es que se trata de una sensación muy fuerte y que permanece en nuestra memoria. El miedo es un fijador de recuerdos. Lo que recordamos después de la película de miedo es la compañía, las risas, los comentarios compartidos, aunque después, a solas, revivamos las escenas y el pánico surja al menor ruido…
Nos gusta sentir miedo porque la emoción que experimentamos al ver, oír o leer historias de terror es algo que podemos controlar: cerrar los ojos, cerrar el libro, apagar la televisión o salir del cine. El estímulo desaparece, y también la emoción. Es decisión nuestra seguir y cuando termina llega una sensación de alivio que relaja la extrema tensión vivida, y eso causa placer. He ahí el truco, el placer. El miedo estimula la misma zona cerebral del placer y, por ello, al mismo tiempo que sentimos miedo también lo disfrutamos y queremos repetirlo.
Parece que el miedo y el placer no están tan lejos del uno del otro…
Mucho éxito y feliz semana