Todos los días tomamos decisiones, algunas veces es muy sencillo porque hay que elegir entre lo bueno y lo malo, aquí esta clara la decisión ¿verdad? otras veces queremos quedarnos en la cama y tenemos que ira trabajar aquí la decisión suele estar clara también las consecuencias negativas de no ir a trabajar van a ser muy superiores a las positivas de quedarme en la cama, por lo tanto afronto mi pereza y me levanto.
Pero la mayoría de las veces las decisiones no están tan claras, a veces hay que decidir entre lo malo y lo menos malo o incluso entre varias opciones que parecen estar en la misma linea de importancia, de prioridad o de ventajas y desventajas, y en estos casos ¿que hacemos? solemos pensar que tomemos la decisión que tomemos nos vamos a equivocar. Pues teniendo esto tan claro ¿cual es el problema? decide y espera a las consecuencias.
¿Cuando tomas una decisión haces caso a la cabeza al corazón?
Algunas personas creen que la cabeza es mejor consejera para decidir cosas importantes como por ejemplo la pareja ideal, tu puedes pensar y diseñar a tu pareja ideal, tiene que ser de determinado carácter, formación, trabajo, estatura,… pero seguro que si la encuentras no te enamoras, cuantas veces decimos después de un desengaño (tengo que enamorarme otro tipo de personas…. ) pero resulta que otro tipo de personas no te enamoran ¿verdad? no es una decisión donde podamos llevarnos por la cabeza.
¿Que pasa si lo que nos pide la emoción es una decisión del todo inconveniente a nivel racional como dejar el trabajo inmediatamente después de una bronca con el jefe? Pues probablemente haya que meter un poco de cabeza en esa decisión y pensar que quizá no es el momento de irme sin tener otra fuente de ingresos , etc…
Entonces ¿que hacemos?
Mi experiencia me dice que las mejores decisiones no se toman desde la razón ni desde la emoción sino desde la tripa, si, si, desde la víscera. Cuando no sepas que hacer concéntrate en todas las posibilidades y lleva tu atención al cuerpo, a la tripa y escúchala, observa que sensaciones tienes imaginándote en cada una de las posibilidades y te aseguro que si sabes escuchar obtendrás la respuesta.
Tomemos la decisión que tomemos debemos tolerar cierta incertidumbre, no sabemos a ciencia cierta si nos equivocaremos o acertaremos pero lo que si está claro es que aprenderemos (unas veces se gana y otras se aprende) y cuando tomamos decisiones lo hacemos con la información que tenemos en ese momento, por lo tanto en esas circunstancias tomamos la mejor decisión que podemos con lo que sabemos, solo el tiempo nos dirá si acertamos o aprendimos pero en cualquier caso obtenemos un beneficio.
Os propongo un ejercicio que nos puede ayudar a conocernos mejor y tomar las decisiones más adecuadas sabiendo lo que de verdad queremos y no queremos en nuestra vida.
Piénsalo con tranquilidad y escribe en cada casilla lo que quieres y tienes, lo que quieres y no tienes, lo que no quieres y tienes y lo que no quieres y no tienes, esto te ayudará a tener una visión más amplia de como estás y te ayudará a diseñar tus propios objetivos.
Piensa en cosas como estas:
¿Qué casilla te ha costado más?, ¿cuál ha sido más fácil?
¿Son todos los contenidos del mismo peso?
¿Hay alguno más relevante para tu vida?, ¿en qué casilla esta?
¿Has descubierto algo que te llama la atención?, ¿algo que no sabías?
¿Qué has aprendido de ti al hacer el ejercicio?
Mucho éxito y buena semana